Cumbre con Pep... y luego con Cesc

Han pasado exactamente 23 días desde que Sandro Rosell se convirtiera en el nuevo presidente del FC Barcelona y, de forma oficial, el primer equipo del club todavía no tiene entrenador. Una simple anécdota, porque de todos es sabido, como se encargó de dejar muy claro el propio protagonista, que Pep Guardiola dio su palabra de que seguiría una temporada más. Y así será.

Lo que sucede es que la formalización de ese compromiso, la firma de ese contrato, que deparará una de las fotos más esperadas, la de Rosell y Guardiola dándose la mano, todavía no se ha producido. Ya queda menos... Es muy probable que mañana miércoles o, a más tardar, el jueves, los medios de comunicación seamos convocados por el FC Barcelona para asistir a la rúbrica de ese compromiso. Así tiene que ser, porque el viernes, Sandro Rosell, Josep María Bartomeu y Carles Vilarrubí se desplazarán a Sudáfrica para asistir a la final del Mundial y Pep Guardiola, por su parte, iniciará con su familia la segunda parte de las vacaciones de verano.

Desde que Rosell llamara a Guardiola la mañana del 14 de junio para anunciarle que ya era presidente electo del FC Barcelona, hasta el día de hoy, las conversaciones y negociaciones entre el club azulgrana y el representante del entrenador han sido muchas... e intensas. Josep María Bartomeu ha llevado la voz cantante por parte de la entidad y Josep María Orobitg por la del técnico.

En un principio, como ya hiciera público Rosell, el deseo del club es que Guardiola se comprometiera por los seis años que durará el primer mandato de esta junta. Después, el FC Barcelona intentó que, al menos, fueran tres temporadas, porque ese es el contrato que le han ofrecido a todos los técnicos nuevos que han entrado en el club.

Guardiola, sin embargo, es diferente. El entiende que en esta profesión lo preferible, siempre, el tener el control de su futuro. Por eso sólo firmó por dos temporadas con Joan Laporta y por eso, el curso anterior, sólo se comprometió verbalmente a renovar. Antes de hacerlo quería saber quién sería el presidente, qué condiciones de trabajo tendría en el club y, sobre todo, cómo quería la institución. Lo ideal, para él, es seguir un año más y guardarse la opción de continuar una temporada más.

Guardiola empezó su andadura como técnico en el FC Barcelona en la temporada 2008-2009 con uno de los contratos más bajos de toda la Primera División: sólo 1,5 millones de euros. Unos emolumentos que pasaron de los 6 millones gracias a los incentivos por títulos conquistados. Como los ganó todos, cobró lo que en justicia le pertocaba.

Estas condiciones económicas se van a triplicar con Sandro Rosell. Su fijo, según nos consta, superará los 3 millones de euros y una vez más serán los títulos los que harán que tenga más ingresos. De todos modos, no es el dinero lo que le mueve a Guardiola porque con el cartel y el prestigio que tiene ahora mismo en todo el mundo, podría perfectamente firmar el contrato de su vida tanto en Italia como en Inglaterra. Lo que le motiva a Pep es seguir haciendo historia con el FC Barcelona, poder levantar la tercera Liga consecutiva y, sobre todo, conquistar otra vez la Champions League en Wembley, donde él la ganó como jugador en 1992.

Una vez resuelto el contrato de Guardiola, Sandro Rosell se ha marcado como objetivo intentar cerrar la contratación de Cesc Fábregas, una operación que en periodo electoral calificó de “muy fácil”.

La expedición azulgrana parte para Johannesburgo este viernes. El sábado, en función de lo que ocurra en el España-Alemania de mañana, podrían asistir al partido para el tercer y cuarto puesto. Y el domingo, seguro, estarán en la final invitados por Coca-Cola.

El deseo del Barça es encontrarse con Cesc durante uno de esos días, aunque sólo sea para saludarse. El gran objetivo es hablar cara a cara con Arsène Wenger, el entrenador del Arsenal que se encuentra en Sudáfrica como comentarista de la cadena de televisión francesa TF1.

Rosell, que le conoce personalmente, quiere acabar de cerrar el traspaso ya que las tres partes están de acuerdo en que así sea. Sólo hace falta encontrar el punto de acuerdo, es decir, la cifra de la transferencia. El FC Barcelona estaría dispuesto a firmar a Cesc la próxima semana si el precio se ajusta al mercado, que sería algo menos de 40 millones de euros. Todo lo que sea sobrepasar esa cantidad haría que la operación se retrasara... o que corriera peligro de no hacerse.