1ª parte Prensa mexicana IMPOSIBLE CAGAR ASI

Lo único de histórico que tuvo la actuación de la selección nacional en Sudáfrica 2010 fue la vapuleada con la que Argentina vino a matar meses y meses de puro rollo demagógico de que ésta, ahora sí, era la generación de futbolistas que iban a poner a México en los primeros planos futbolísticos a escala mundial.

El golpe de autoridad de los argentinos en la cancha del Soccer City, por el contrario, ni siquiera deja la imagen de Javier Aguirre y su grupo como un equipo que, por lo menos, igualó lo realizado en otros Mundiales.

Este triste adiós, sobre todo este baile tan vergonzoso que le pusieron los argentinos al Tri, le restan puntos al cuadro del Vasco y lo colocan en las catacumbas de la historia del futbol mexicano, al ser superados ampliamente por la selección dirigida por Diego Armando Maradona.

¿Y de qué sirvió una concentración previa de 60 días? ¿Y dónde están los resultados de una gira europea digna de selección de primer mundo? ¿Y qué hay del histórico triunfo frente a Francia en Polokwane? Rollo, pura lengua, y estadística nada más. Anoche todo esto, y más, se quedaron mejor para el anecdotario, porque en la cancha el cuadro mexicano fue la selección tercermundista de siempre en estas competencias.

Hay maneras de perder. Y la de ayer fue de las más espantosas y viles. México entregó el partido, jugó sólo 15 minutos bien en el arranque y la pila hasta ahí le llegó para ser arrollados por una máquina albiceleste, que con el acelerador a medio pisar lo hizo pedazos en la cancha.

Javier Aguirre volvió a ser factor de este desastre con sus fallidas decisiones a la hora de formar su cuadro. El ingreso de Adolfo Bautista fue una falta de respeto total, no sólo para sus compañeros que fueron relegados a la banca, sino también para los que se quedaron en México viendo el Mundial por televisión. El Bofo fue el zombi apático de siempre y simplemente se coronó como el máximo símbolo de la terquedad y tozudez de Javier Aguirre.

Y qué decir del caso de Ricardo Osorio, el otro gran culpable del oso que vivió el conjunto mexicano ante los ojos del mundo. El defensor ya venía dando indicios de que no estaba en condiciones de ser titular, pero el aferre de su técnico, otra vez, terminó por mantenerlo, haciendo explotar la olla ayer con su garrafal error que originó el segundo gol de los pamperos, al minuto 31, de Gonzalo Higuaín para poner las cosas claras desde muy temprano.

Y se podrá hablar de la puñalada que el silbante Roberto Rosetti, en complicidad con su abanderado, le dieron al equipo tricolor al dar como bueno el primer gol de Carlos Tévez, siendo que se encontraba en fuera de lugar a la hora de su remate, pero la realidad es que, en lo que vino después, los verdes fueron incapaces de mostrar algún argumento en la cancha para que esto de las malas decisiones arbitrales no sonaran a mera excusa por cuenta nuestra.

El golazo de Tévez arrancando la segunda mitad sólo vino a clavar más la daga y a demostrar que Aguirre se había equivocado desde el principio en su formación, porque el ingreso de Pablo Barrera, a pesar de que el equipo ya estaba muerto, fue el revulsivo para intentar hacer algo enfrente.

El de los Pumas se puso descarado y por lo menos le metió unos buenos sustos a los argentinos, además de que vino a darle un último jaloncito al ánimo del resto del equipo que alcanzó, aunque sea, para hacer más decoroso el papel ante los argentinos.

Pero ni el gol de Javier Hernández, ni tampoco el ingreso de Guillermo Franco, otro de los caprichos del técnico nacional, pudieron lograr que el discurso de la generación del cambio fuera pura demagogia y nada más.

Decía Javier Aguirre la noche previa al duelo frente a Argentina: “Nadie da un peso por nosotros”. ¿Y cómo darlo? Si los ratones verdes no han muerto.

Dato

Aguirre había comentado meses antes del Mundial a la Cadena SER de España que México estaba para calificar a octavos, y ya de ahí, hasta donde le alcanzara.

La quinta decepción

Desde 1994, la selección mexicana no puede acceder a los cuartos de final

jugaran demasiado bien pero el futbol es asi fallos y fallos